lunes, 8 de febrero de 2010

Trabajo

Trabajar de cara al público. Créanme, no es ningún chollo. Posiblemente los que trabajan en una fábrica nueve horas diarias sin apenas ver la luz, pensarán que no tengo razón, pero todo es cuestión de probar. ¿Habéis sentido alguna vez la sensación de no poder decir lo que realmente piensas? Seguro, no es lo más inusual. Pero de cara a la galería ocurre con demasiada frecuencia. Por lo menos, en un lugar cerrado esta frustración tendrá una única dirección: el gerente o encargado. Aquí es a diario con personas desconocidas.

Morderte la lengua es la mejor herramienta. Estamos ante una sociedad hipócrita. A menudo vulgarizamos determinadas culturas, como los latinoamericanos, porque ante estas situaciones actúan de una forma natural: diciendo lo que piensan. Aunque a veces esta actitud acaba en pelea. Pero por lo menos han sido sinceros y, además, se han desahogado. Seguro que no se van con aquella sensación de “le hubiese dicho esto, y aquello…”.

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